El árbol pensó que las hojas le abrigarían para siempre, pero no fue así. El viento se las quitó y las zarandeó a su antojo, poniendo a cada una donde él estimo conveniente.
Cuando sopla el viento los objetos del escenario terrestre cambian su posición ¿aleatoriamente?.
El viento bajó las hojas para que yo pudiese pasear entre ellas. Ya las puedo tocar.
Ahora el viento se va y las hojas se van con él.